In the center of the love, nanana ♫

Eran las 20:00, las 8 de la tarde... las ocho. Las ocho y un poco mas, casi ya las nueve. Son las 20:54 y aquella joven adormecida mira hacia el horizonte y compara lo que ha vivido con lo que se imagina que sigue. En el fondo siempre quiso vivir eso, y consiguió cada cosa que quiso vivir. Lo que no consiguió, se lo atribuye a que aquello no le pertenecía o no calzaba con su andar. Aveces se sorprende con la cantidad de errores que ha cometido, y muchas mas lo hace con las cosas que ha aprendido atraves de estos fracasos. No fracasos... tropiezos de los que se ha levantado y en los que ha visto ejemplos de valor y de amor a la vida y es aqui donde se cuestiona el egoismo y se siente vacía. Pero siempre hay algo que la llena, sobre todo cuando espera a alguien, cuando alguien le da la esperanza, cuando alguien pone un brillo especial en sus ojos que se nota apenas mirarla, cuando todos le preguntan por que corre y se ve y siente llena de energía. y en eso se encuentra cuando ya son las 9 y no sabe a quién espera. Sea quien sea, pondrá eso que falta, eso que necesita para morir hasta mañana cuando quiera levantarse y seguir corriendo y saltando por ese valle imaginario que construyó el brillo de sus ojos. Que importante era para ella encontrar una mano compañera, pero no cualquier mano, unos ojos compatibles, pero no cualquier par de ojos, sentimientos sinceros, pero no cualquier sentimiento... y cuando creía encontrarlos notaba que algo faltaba pero no quería pedir mas. No. Ya era suficiente. ¿Quién sabe? alomejor lo que pensó en un momento y eso que confió a tus oidos antes que a cualquier otro es lo que le deparaba el destino o eran los designos de su Dios. Pero ahora, acaba de asumir que ya no te tiene para siquiera contarte si lo decidió para siempre.